La cosmogénesis gaiana y el origen de la vida extraterrestre de
acuerdo con las enseñanzas gnósticas
Uno:
Nacimiento de la estrella y simulación
Dos:
La pasión de Sofía
Tres:
La Shishta
Cosmología indígena con el Sol, el Águila Sofiánica y la Tierra Yónica. Cuadro Huichol de arte en hilo. De Plantas de los Dioses, de Richard Evans Schultes y Albert Hofmann.
Dos:
La pasión de Sofía
Una
cosa que yo diría sobre la cosmología gnóstica– puede que este
comentario sea útil para los que luchan con la densidad y dificultad
de ésta– es que mientras más extraña se torna, más sentido
adquiere. Tal ha sido, al menos, mi experiencia de alrededor de 30
años de profundizar en estos materiales recónditos. El gnosticismo
ha sido llamado la teología de la ciencia ficción, y no puedo
pensar en una caracterización más acertada.
Pero
¿y si los elementos de ciencia ficción en el gnosticismo se
convirtieran en "ficción verdadera"– una realidad con un
disfraz fantástico? Bueno, supongo que se podría decir que todo lo
que estoy haciendo en este sitio para recuperar las enseñanzas
originales del misterio de los gnósticos es preparar a la gente para
esa eventualidad. Podría ser la revelación más liberadora de
nuestro tiempo, la ruptura de la dependencia de la fe y la fantasía
hacia la prueba viviente de la iluminación.
"Deja
que tu mente esté despierta". El
Apocalipsis de Pablo.
"Y
así recibes el fortalecimiento divino, pero a menos que lo recibas
a través del conocimiento, no serás capaz de encontrarlo en lo más
mínimo". El
Apocalipsis de Pedro.
"Puesto
que el universo se compone realmente de información, entonces se
puede decir que la información nos salvará. Esta es la gnosis
salvadora que los gnósticos enseñaban. No hay otro camino para la
salvación". Philip K. Dick. Valis
,
p. 236. Entrada 44 de "La exégesis".
La "Virgen Sophia" representada como la sabiduría que impregna el mundo material, por lo tanto, una representación cabalística de la Sophia Caída. Geheime Figuren des Rosenkreuzer, 1785. Tales esquemas pueden derivar del contacto visionario con Gaia, pero es improbable que el escrutinio de ellos nos conduzca a la misma.
Un
Planeta Vivo
El
stereoma no está vivo como nosotros, pero está animado de una
manera peculiar que puede compararse con la animación por ordenador.
La zona de realidad virtual de los Arcontes es un invento de la
química inorgánica que ellos habitan y mantienen funcionando, como
custodios que viven en la estructura que mantienen. Los Arcontes
pueden ser imaginados como cyborgs trabajadores, drones
extraterrestres a cargo de la "mecánica celeste" del
sistema solar.
Es
decir, el sistema solar excluyendo a la Tierra.
Después
de haber visto cómo los Arcontes convierten el disco
proto-planetario en un sistema planetario en toda regla por la
imitación de los diseños del Pléroma, es hora de mirar lo que el
Eón Sophia está haciendo mientras todo esto sucede. Como ya he
explicado en otras partes del sitioi,
en los insignificantes materiales coptos que sobreviven no se
encuentran relatos gnósticos que informen cómo Sophia se transformó
en la Tierra, pero se pueden encontrar en las paráfrasis de los
Padres de la Iglesia, como Ireneo:
Y
cuando Ella no pudo pasar por el límite Plerómico (Horos) y volver
al lugar del que había caído debido a su pasión salvaje y sin
igual (enthymesis),
Sophia fue dejada aislada, afuera. Ahora Ella se resignó a sufrir
toda clase de múltiples y variadas pasiones a las que quedó
sujeta; y, por tanto, por una parte, sufrió el dolor por no haber
alcanzado el objeto de su deseo [el sistema-mundo triple de su Sueño
original. JLL], y por otro lado, sufrió el temor de que la vida
misma le fallaría, ya que la luz primordial ya lo había hecho,
haciéndose más opaca; y todo el tiempo Ella estaba en gran
perplejidad…
El
conjunto de sus pasiones fue la sustancia de la que se formó la
materia de este mundo.
A partir de su deseo de volver a la vida infinita del Pléroma,
deriva su origen toda criatura con alma que pertenece a este mundo,
e incluso al mundo del Demiurgo [Señor Arconte]. Todas las demás
cosas deben su ser a su terror y su tristeza. De sus lágrimas se
formó todo aquello que pertence a los reinos líquidos; de su
sonrisa, todo lo luminoso; de su dolor y perplejidad, todos los
elementos corporales de este mundo. (Ireneo, Contra
las Herejías,
Libro Primero, IV 1-3. La cursiva es mía).
En
un desarrollo paralelo, pero independiente, de la simulación
arcóntica que produce el sistema planetario, surge la encarnación
planetaria de la Diosa. El Eón Sophia es un ser vivo, una corriente
auto-consciente de resplandor de alta porosidad, sin masa, la Luz
Orgánica que adquiere masa y convoluciona sobre sí misma, girando
en una bola fetal. A medida que el Sol hace girar materia elemental
en el plano de bandas rotantes del disco proto-planetario, Sophia
forma un centro independiente,
un nodo de vida orgánica en oposición a las conchas planetarias
inorgánicas. Así es como "la tierra se ha consolidado a través
de Sophia". (En
el origen del mundo,
103: 1).
La
paráfrasis de Ireneo contiene algunas pistas sobre cómo los
videntes gnósticos (a quienes podemos reconocer ahora como
científicos auténticos por derecho propio) podrían haber percibido
la diferencia entre la materia orgánica e inorgánica: ellos
distinguían "sustancia animal" de "materia" como
tal (Contra
las Herejías I,
5). Curiosamente la primera, la materia orgánica, se dice que es la
mano derecha, y la segunda la mano izquierda. En quiralidad,
la propiedad de la lateralidad, los gnósticos parecen haber
detectado abiogénesis: la organización de la vida orgánica sobre
una base inorgánica. Este es uno de los grandes misterios no
resueltos de la ciencia natural. La distinción gnóstica recuerda la
visión de Louis Pasteur, quien creia que la quiralidad, vista por
ejemplo en el giro a la izquierda de la hélice del ADN, esconde el
secreto último de la vida.
Como
un ingenio anónimo observó, "el hidrógeno es un vapor
inorgánico invisible e inodoro, que se convierte poco a poco en la
gente".
¿Cómo,
entonces, puede surgir lo orgánico de lo inorgánico? En el sistema
de nuestro mundo, debido a la anomalía introducida por la generación
de los Arcontes, todas las formas orgánicas, desde los gusanos
planos a los cuerpos humanos, se asienta
sobre
una base inorgánica, o al menos eso parece. Los elementos químicos
presentes en la formación del sistema solar son todos inorgánicos–
hidrógeno, nitrógeno, helio, carbono, hierro, etc.– sin embargo,
producen y mantienen una amplia gama de formas de vida orgánicas. En
la ciencia gnóstica, esto se explica por el hecho de que un planeta
vivo, la Tierra, es capturado en un campo inorgánico y por tanto
está sujeto, en cierta medida, a las leyes de esos campos. El
stereoma es como un andamio, pero no meramente pasivo. El marco
planetario extraterrestre no se limita a envolver a la Tierra en una
red inorgánica, sino que se mezcla con la física terrestre. El
planeta vivo es como el componente de yema-albúmina de un huevo, y
el sistema planetario es como la cáscara, compuesto de calcio. La
química total del huevo es un proceso, a pesar de que la cáscara y
las entrañas tienen su propia química. Lo mismo sucede con la
abiogénesis en el sistema planetario en el que se asienta la Tierra.
Esta
analogía es particularmente apta. Recordemos que los huevos son de
forma ovalada, no esférica. Del mismo modo, el sistema planetario
completo que emerge de la metamorfosis de Sophia en el marco del
stereoma arcóntico es una estructura oval, que tiene dos focos o
nodos: el Sol y la Tierra. El disco proto-planetario con un planeta
vivo incorporado es un plano oval o en forma de huevo, en lugar de un
disco circular. Alrededor del nodo Sol los planetas son formados a
partir de una mezcla de componentes inorgánicos. Alrededor del nodo
Tierra se adhieren los rudimentos de una esfera sólida con una
atmósfera única. El mito gnóstico describe claramente cómo los
elementos de la biosfera se forman desde la vida sintiente del Eón
Sophia, independiente
del stereoma arcóntico.
Puede que no sea sólo "por casualidad" (¡y qué suerte
para nosotros!) que la Tierra esté posicionada ni demasiado cerca
del Sol, ni demasiado lejos.
Si
gnósticos estaban en lo correcto, los astrofísicos en el futuro
pueden llegar a considerar que el disco protoplanetario fue oval en
lugar de circular. No sería una gran sorpresa, en realidad, ya que
las órbitas en las que los planetas finalmente se establecieron se
sabe que son óvalos, no círculos perfectos. La Tierra no gira
alrededor del Sol en un círculo perfecto, sino en una elipse. Este
fue el descubrimiento trascendental de Johannes Kepler– ¿o era
sólo su recuperación
de
lo que sabían los astrónomos egipcios (es decir, los videntes
gnósticos del Nilo), como el propio Kepler insistió?
La conversión del Sol
Un
mundo orgánico capturado en un sistema planetario inorgánico: esta
es la forma en que los gnósticos vieron la Tierra. Como era de
esperar, entonces, el Sol, la estrella central del sistema
planetario, tiene un papel excepcional para jugar en el escenario de
Sophia Caída. Recordemos que un sol-estrella y una luna-satélite
figuraban en la tres veces triple ennoia,
el Sueño original de Sophia de un mundo fuera del Pléroma. Así es
como Ella preconcibió un hábitat especial para la humanidad y miles
de especies. En el Sueño Eónico, la estrella madre es simbiótica
con la Tierra y su satélite, la Luna. Lo que el Eón proyectó lo
experimentamos en la Tierra como un hecho.
Normalmente,
no nos sentimos integrados en un sistema planetario, sino en un
cosmos de tres cuerpos. El Sol y la Luna están constantemente
presentes, tangibles y visibles. Ellos marcan los ritmos de la vida,
impactándonos en muchas maneras, hasta en el nivel celular. Los
planetas no se puede decir que hacen lo mismo, porque ellos no están
inmanente e íntimamente activos en todos los procesos de la vida,
incluso en nuestros hábitos de vida consciente, como lo están el
Sol y la Luna.
(Esquema
del cosmos de tres cuerpos, representado en un libro alquímico.
Michael Maier, Septimania
Philosophica,
1616).
En
El
Apócrifo de Juan,
el Sol es llamado por un nombre de las Escuelas de Misterios:
Sabaoth. Los tratados cosmológicos gnósticos describen cómo, a
principios de la evolución del sistema solar, el Sol se alinea de
una manera especial con la Tierra emergente. En el lenguaje del mito,
este evento se llama la conversión de Sabaoth. Esto ocurre en una
interacción de tres vías entre el Eón Sophia, Yaldabaoth, y
Sabaoth. Como ya hemos visto, Yaldabaoth declara ser el único
creador-dios, señor de todo lo que contempla. Al ver su imagen en la
luz del Sol recién nacido, él mismo declara el poder soberano en el
cosmos. "Después de la fundación del mundo planetario, Salkas
dijo a sus ángeles, yo soy un dios celoso, y fuera de mí nada ha de
llegar a ser" (El
Evangelio de los Egipcios,
58, 25-30). "Él llegó a tener autoridad sobre la materia, y
Sophia se retiró en su propia luz interior" (En
el origen del mundo,
8).
Pero
otros testigos y participantes en estos eventos cósmicos ven las
cosas de manera diferente, en especial Sabaoth, la estrella madre
emergente. Un texto cosmológico, Sobre el
Origen del Mundo,
trata este evento más ampliamente que cualquier otro.
Cuando
el Eón Sophia vio la impiedad del Señor Arconte se llenó de ira.
Permaneciendo invisible para él, dijo, "Estás equivocado,
Samael (es decir, dios ciego), porque hay un Niño de Luz inmortal
que ha nacido antes que tú, y que aparecerá entre tus formas
modeladas (plasmata),
y él te va a pisotear con desprecio, al igual que la arcilla del
alfarero es tirada con fuerza. Y tú descenderás a tu origen, el
Abismo, junto con tus legiones. Por la consumación de tus obras,
todo el defecto que se ha manifestado desde el verdadero origen del
cosmos será abolido, y el cosmos dejará de ser tal como es, y será
como nunca lo fue". Al decir esto Sophia reveló su imagen en
las aguas cósmicas, y luego se retiró a su luz interior. Ahora,
cuando Sabaoth, hijo de Yaldabaoth, oyó la voz del Eón Sophia,
cantó alabanzas a ella y condenó a su padre putativo [el jefe
Arconte] ... Él elogió a Sofía porque ella le informó del Niño
de Luz ( "el hombre inmortal ") y su poder radiante. A
continuación, el Eón Sophia extendió su dedo y virtió sobre
Sabaoth algo de su propio poder radiante, para la condena de
Yaldabaoth. Cuando Sabaoth se iluminó de esta manera, él recibió
una gran autoridad en contra de todos los Arcontes, las fuerzas del
caos. Desde ese día se le ha llamado "Señor de las fuerzas
vitales". (Orig
Mundo 25-27,
con paráfrasis).
Esta
cosmología mítica afirma que el Sol, presumiblemente un dinamo
masivo de química inorgánica, está con la Tierra y contra el
sistema planetario - pero esto es precisamente la realidad de la
física terrestre, ¿verdad? Masivo como lo es, el Sol está
alimentando la vida en la Tierra como una verdadera estrella madre.
Proporciona prana,
fuerza vital, en una corriente constante delicadamente filtrada por
la atmósfera terrestre, de modo que los elementos letales en la luz
del Sol se eliminan. James Lovelock tuvo una pista inicial para la
Hipótesis de Gaia por la observación de que la Tierra ha seguido
siendo habitable, y ha mantenido una temperatura constante, durante
millones de años cuando la temperatura solar fluctuaba con mucha
fuerza. El mito nos dice que las propiedades de soporte vital de la
radiación solar fueron invertidas en el Sol por el Eón Sophia, "la
que derramó sobre Sabaoth algo de su propio poder radiante".
Esto es, por supuesto, otra idea extravagante, típica de la
fabricación gnóstica de mitos. Pero, ¿podría en algún sentido
ser verdad físicamente?
Bueno,
si los científicos finalmente llegan a reconocer la naturaleza de
los
aumentos repentinos plasmáticos del núcleo galáctico,
ya que parecen a punto de hacerlo, podría ser teóricamente
concebible que una corriente tal, comprometida frontalmente con un
sol emergente, podría alterar la química de la órbita solar
naciente. Continuamente están naciendo estrellas en las regiones
nebulosas de las extremidades galácticas, pero no todas ellas están
frontalmente afectadas por una explosión plásmatica pura. Este
parece ser el evento cósmico único que se describe en la conversión
de Sabaoth.
Perla
Lunar
La
emanación original del Eón Sophia, protennoia
trimorfa o
"intento en tres formas", es producir un sistema de tres
cuerpos, el modelo más simple y elegante de la evolución
planetaria: estrella-planeta-satélite. Debido al dominio planetario
de los Arcontes, habiéndose formado a partir de los efectos
imprevistos del impacto cósmico, el mundo de los tres cuerpos se
captura en un sistema de siete cuerpos, que consiste en Mercurio,
Venus, Marte, Júpiter y Saturno, además de Sol y la Luna. Estos
siete cuerpos se denominan colectivamente la Héptada.
En
la Héptada, solamente los primeros cinco cuerpos pertenecen
exclusivamente al ámbito arcóntico. Debido a la "conversión
de Sabaoth", la física del Sol está integrada estrechamente
con la biosfera terrestre. Por lo tanto, el Sol, la Luna y la Tierra
reflejan, aunque de una manera comprometida, el intento de tres
formas del Eón Sophia, el foco autopoiético puro de esa corriente,
por así decirlo. El Sol y la Luna siguen dominados por la química
inorgánica, sin embargo están íntimamente integrados en la química
orgánica de la biosfera. La luna emerge durante el mismo período en
que "la tierra se ha consolidado a través de Sophia" (como
acabamos de citar), y actúa como un contrapeso
a
la Héptada. Con su redondez perlada, la Luna representa el final
condensado del "disparo" original de plasma cósmico desde
el núcleo galáctico. Imagínense una burbuja fundida plasma
plerómico de tipo espumoso, condensado y osificado, absorbiendo
elementos inorgánicos que de otro modo habrían penetrado en la
biosfera y la habrían cargado hacia abajo muy pesadamente.
En
otras palabras, la Luna se formó más bien como la perla en una
ostra. Un grano de arena irrita la ostra, la que entonces segrega un
líquido lechoso que se endurece en una perla. En la extraña
perspectiva de la ciencia gnóstica, la Luna no fue expulsada
físicamente de la Tierra, como afirma la teoría actual, ciertamente
precaria, sobre la formación lunar. En su lugar, la Luna fue
destilada desde la biosfera por un acto de secreción, una descarga
lenta de elementos inorgánicos. Tiene sentido, entonces, que la Luna
y sus ciclos permanezcan íntimamente vinculados ( "estructuralmente
acoplados" en la jerga de la teoría de sistemas) con todas las
formas de vida en la Tierra. El material
de la
masa lunar fue extraído de la masa de la Tierra, pero la forma,
los patrones de vida del nodo lunar del mundo de los tres cuerpos,
fueron retenidos. Esto es consistente con la retención de Sophia de
su ennoia original, el Sueño patrón de un cosmos de tres cuerpos:
estrella-planeta-satélite, Sol, Tierra, Luna.
Observando
los planetas
Todos
participamos orgánicamente en la dinámica del cosmos de tres
cuerpos, pero se necesita un acto deliberado de atención sólo para
reconocer el cosmos planetario. La mayoría de la gente no puede
decir planetas a las estrellas, y una vez que se ha señalado,
todavía tiene un entrenamiento considerable apreciarlo plenamente.
Durante los muchos años que conduje tours de observación celeste en
Santa Fe, Nuevo México, tuve que repetir los hechos elementales del
movimiento planetario una y otra vez. Después de haber señalado un
planeta en el cielo, y describir su posición con respecto a las
constelaciones de fondo, tuve que explicar cuidadosamente cómo la
posición del planeta podría cambiar en el transcurso de un mes, un
año, diez años. Afortunadamente, las clases que guié tuvieron la
oportunidad de observar los planetas durante meses y bajo el cielo
cristalino en la cordillera Sangre de Cristo, el extremo más
meridional de la Cadena de Montañas Rocosas.
Pero
incluso la observación repetida no es suficiente cuando se trata de
entender el reino planetario más allá del cosmos de tres cuerpos
que habitamos. Es necesario combinar la observación directa con un
proceso bastante complejo de visualización, para que, según los
cuerpos planetarios son percibidos, sus ciclos sean concebidos de
forma simultánea. En las clases que di en Santa Fe, pasamos
regularmente una buena parte de nuestro tiempo mirando los diagramas
de movimiento planetario, como el ciclo retrógrado de Marte, por
ejemplo. Para un ejercicio grupal– casi se podría decir, una
meditación grupal– propuse calcular cuidadosamente los momentos
clave en este ciclo, y prestar atención consciente para esos
momentos a medida que se presentaban, para ver si podíamos detectar
patrones correspondientes en los acontecimientos de nuestras vidas, o
"corrientes" psicológicas que podrían estar asociadas (no
causalmente, sino a través de paralelismos simbólicos) con los
ritmos de los planetas. Fue un experimento audaz, a veces revelador,
y de ninguna manera fácil de lograr. Tomó un entrenamiento
considerable para que los participantes fueran capaces de seguir los
movimientos de un planeta durante varios meses. Sin diagramas
constantemente a la mano (generalmente pegados en la nevera), no
hubieran sido capaces de seguir el ritmo del ejercicio.
El
aprendizaje del sistema planetario involucra considerables
dificultades prácticas. Tanto las observaciones de ciclo largo como
las de ciclo corto son problemáticas en sus propios caminos. De los
dos planetas más rápidos, Mercurio y Venus, el primero está
demasiado cerca del Sol para ser visto con frecuencia o fácilmente.
Venus es una vista espectacular, y sus ciclos, incluidos los
desplazamientos retrógrados que le traen más cerca de la tierra,
son, con mucho, los más fáciles de seguir. Pero las ventajas de
ciclo corto de visualización de Venus no permiten una buena
observación de cómo se mueve en relación al fondo estable de las
constelaciones. Para ello se necesita realizar un seguimiento de los
planetas de ciclo largo, Júpiter y Saturno, cuya caminata lenta a
través de las constelaciones se puede observar con meticuloso
detalle. Sin embargo, la visión de ciclo largo requiere la
regularidad de mes a mes en sesiones de observación de cielo, por no
hablar de las condiciones atmosféricas adecuadas. Marte presenta la
mejor combinación de ventajas de ciclo corto (movimiento rápido y
fácilmente detectable) y de ciclo largo (seguimiento del paso del
planeta a través de las constelaciones).
Soy
consciente de que puede parecer arbitrario, si no puramente
artificial, distinguir el sistema Tierra-Luna-Sol del sistema
planetario en la forma en que lo estoy proponiendo. Esta es una de
esas nociones extrañas que salen de las enseñanzas gnósticas, o lo
que queda de ellas. Pero como ya he señalado, mientras más extraño
es lo que obtenemos del gnosticismo, más sentido nos hace. A partir
de años de enseñar a la gente a observar el cielo, estoy convencido
de que ponerse en sincronía con los planetas es, y sólo puede ser,
una experiencia forzada.
No importa qué tan cómodo llegues a estar con la observación de
planetas, esta sigue siendo un acto altamente orquestado. En
comparación con la facilidad semiconsciente con la que nos
sincronizamos con los ciclos del Sol (es decir, las estaciones del
año) y la Luna (intervalos de semanas y meses), participar en el
sistema planetario es difícil y arduo. Y más allá del cálculo y
el seguimiento de los planetas, la experiencia de contacto empático
con estos orbes lejanos es difícil de reunir.
La
palabra planeta
significa
"errante", o en un sentido literal, "desviado".
Se deriva de la palabra griega plané
,
"error, desviación, que va por mal camino". Plané es uno
de una media docena de términos clave en los textos gnósticos.
Siempre se utiliza para describir la acción de los Arcontes: "Y
dirigieron a la gente que los habían seguido en las grandes
dificultades, llevándolos por el mal camino mediante muchos
engaños". ( Ap
Juan II,
29, 30 - 30, 10). Plané es "llevar por mal camino," o
"engañar", aunque la palabra griega apate
se
utiliza en un sentido más específico de este último (un matiz
gnóstico: llevar por mal camino se diferencia de engaño en que el
primero se produce cuando las tendencias naturales o innatas están
mal dirigidas o exageradas, mientras que con el segundo se debe
aplicar un elemento o táctica de engaño específica a esas
tendencias innatas, y como tal viene desde afuera). El equivalente
copto a Plané es Sorem,
pero este término se utiliza muy poco. Al parecer, se prefirió el
griego porque asocia directamente error, Arcontes, y reino
planetario.
Los
gnósticos usaron otra palabra griega, heirmarmene,
para
el rígido sistema de control asociado con las regiones planetarias.
Ellos enseñaron que tal control, que aparece con la regularidad de
un reloj en la “mecánica celeste", era hostil a la vida
humana y contrario a las pulsaciones de vida del cosmos de tres
cuerpos. Los eruditos traducen heirmarmene
como
"la regla del destino", y ellos definen la visión gnóstica
de las esferas planetarias como "determinismo astral".
Tanta confusión y mala interpretación rodean este tema que es
difícil conseguir una solución clara de cómo los gnósticos
realmente entendían "la regla del destino". También en
este caso es un ejemplo de cómo los estudiosos gnósticos podían
mejorar la comprensión de su objeto buscando fuera de su propio
campo.
Considere
este breve pasaje de El
Apócrifo de Juan:
De
ese destino (heirmarmene)
que idearon los Arcontes, salió cada pecado, injusticia y
blasfemia, y la
cadena de olvido e ignorancia,
y cada orden severa acompañada de graves pecados y grandes temores.
Y así todo el mundo fue hecho ciego con el fin de que no podamos
conocer a Aquel que está más allá de todo esto ... Y debido a
esta cadena de olvido aquellos que están inmersos no ven sus
propios errores, porque ellos están ligados con las medidas de los
tiempos y los momentos, ya que el destino tiene dominio sobre todo
lo que es así medido (II, 28, 21 -35. La cursiva es mía).
Sin
entrar en un largo comentario aquí, quisiera señalar un punto. "La
cadena de olvido e ignorancia", recuerda inmediatamente “la
cadena de la originación interdependiente", un concepto central
en las enseñanzas budistas sobre el karma. La cadena se compone de
doce enlaces (nidanas),
el primero de los cuales es la ignorancia (Avidya).
Las enseñanzas budistas afirman que cuando nos enredamos en la
reacción en cadena kármica basada en la ignorancia, nos olvidamos
de nosotros mismos y nos volvemos ciegos a la Realidad, es decir, la
conciencia pura llamada Rigpa
en
tibetano. Parece casi evidente (al menos para mí) que este pasaje es
una paráfrasis de la enseñanza budista del karma. Por lo tanto, el
"determinismo astral" de los gnósticos era muy
probablemente una versión de la teoría del karma asiático.
Los
gnósticos, sin duda, enseñaron sobre el karma, y parece que han
enmarcado sus ideas al respecto en una metáfora celeste que incluía
a los Arcontes como “conductores” psicológicos, que nos
esclavizan a patrones de comportamiento habituales e
insatisfactorios. El budismo tibetano también utiliza una elaborada
metáfora para el enredo del karma: la "rueda de la vida",
compuesta por los Tres Venenos, los Seis Reinos, y los Doce Nidanas.
Este modelo se puede correlacionar punto por punto al paradigma
astrológico de los signos y los planetas. En mi opinión, la
heirmarmene gnóstica y la rueda tibetana de la vida son dos
versiones de la misma enseñanza en el determinismo kármico. Para
los gnósticos el reino arcóntico de los planetas era un reflejo
cósmico de las
fuerzas
del hábito
que impulsan a los seres humanos a un comportamiento ciego e
insatisfactorio. El sistema del error fatal se refuerza, y esa es la
regla del destino, la tiranía de los Arcontes.
En
el budismo escapamos de la rueda del karma, despertando a la
naturaleza de la mente o Naturaleza de Buda, pero la Gnosis propone
un camino diferente. En la espiritualidad basada en la Diosa,
trascendemos nuestra servidumbre del comportamiento fluyendo
extáticamente en el gran continuo de la vida y conectándonos al
cuerpo planetario de Gaia.
Contemplación sensual
Si
las pasiones de Sofía se han congelado y transformado en los
elementos de la biosfera, como enseñaban los gnósticos, entonces la
empatía que nosotros como seres humanos podemos sentir con la
naturaleza debe ser resonante con lo que Ella siente. Sentir
genuinamente la naturaleza es reconocer que Ella siente
a su vez de vuelta, y
cómo lo hace. Podríamos acuñar un término aquí: “feelback”ii,
la dimensión emotiva de la realimentación. Y, en efecto, la
feelback
de Gaia hacia nosotros nos da de comer, nos nutre. Nos mantiene vivos
cada momento de nuestras vidas– y quién sabe, puede ser que los
magníficos zarcillos de Su amor nos enlacen a este planeta, en
primer lugar, y luego se retiren otra vez.
En
el Tantra Hindú el poder de la serpiente comprimido en el cuerpo
humano se llama Kundalini, literalmente, "pequeña Kunda".
La gran Kunda es el masivo poder telúrico enrollado de la Diosa. En
las hilarantes hazañas de Castañeda y su "partido de brujos",
a esta fuerza se le llama "la volteadora". La he visto
suelta a lo largo de los flancos de la Sierra de Libar en Andalucía,
provocando un retorcimiento en una vasta extensión de la cadena
montañosa. El sensual abandono de la corriente del dragón expresa
la dicha de la Tierra a medida que danza desnuda en el espacio. El
brujo toma esta corriente en el resplandor de sus ojos.
Es
difícil ver esas cosas y vivir, pero es mucho peor vivir sin
haberlas visto.
En
otras partes de este sitio, he propuesto el término biomisticismo
para
la práctica de la comunión amorosa con Gaia. El término podría
ser objetable a la vista de la inclinación Reichianaiii
que me gusta dar a todos los asuntos relativos a la comunión con la
Diosa. Con agudeza gnóstica, Reich detectó en el misticismo un
desplazamiento de fuerzas biológicas y afectivas en un más allá
desencarnado. El biomisticismo es lo contrario: la reivindicación
del conocimiento basado en el sentir de nuestros cuerpos, el dulce y
fuerte oleaje somático que sube desde las plantas de los pies y se
agita en una bola caliente en el plexo solar, como si el abdomen
fuera un panal de miel disfrutando del Sol. Vivimos porque estamos
conectados permanentemente en esta deliciosa corriente, la
Volteadora, Mahakundala, y no porque simplemente se nos dio una
cantidad finita de fuerza vital que se nos acaba gradualmente. Si
supiéramos cómo recibir la fuerza de la tierra en agradecimiento y
reverencia, de manera consciente e intencionada, en cada momento, no
tendríamos que morir como lo hacemos sino que podríamos mudar
nuestra piel como las serpientes, como lo hicieron los antiguos
iniciados. La feelback
de Gaia nos hace mórficamenteiv
inmortales.
Incluso
cuando tratamos de huir de la dicha natural, somos tirados de vuelta
a ella. Se podría argumentar que incluso los místicos cristianos,
que rayan en la incorporeidad en su innatural deseo de llegar al más
allá y ver el rostro de Dios, son engañados por Eros y así vuelven
a caer en los brazos de la Diosa. El éxtasis de Santa Teresa de
Ávila a menudo ha sido comparado con el éxtasis orgásmico.Teresa
era una dama ardiente, pero por más vívidamente erótico que seas,
no puedes conseguir más que Hildegarde de Bingen, que convirtió su
visión de lo Divino en música y pinturas. Una imagen en particular,
presenta evidencia gráfica de la dicha asociada a la feelback
masiva. (De Scivias,
en el Rupertsberg Codex, siglo 12).
"Entonces vi un objeto enorme, redondo y sombrío. Como un huevo, era puntiagudo en la parte superior... Su capa circundante era fuego brillante (Empyreum). Por debajo de este yacía una piel oscura. En el fuego brillante se cernía una bola de fuego rojiza y destellante..." (Citado en Alexander Roob, Alquimia & Mística, p. 120).
Sería
difícil imaginar una imagen más vívida y perfectamente detallada
de los genitales femeninos, que se completa con un borde adornado con
láminas. Todo es revelado: el clítoris estrellado, los labios
bermellón, interior y exterior, el orificio de la uretra
discretamente representado como una luna creciente, el túnel de la
vagina surcada de ruggiav
(para una sujeción resbaladiza), la abertura de la matriz, la raíz
del cuello del útero, una provisión de óvulos a la espera de ser
fertilizados. Esto es biomisticismo en acción, la evidencia de que
la mayor revelación de Dios se confunde con el milagro de nuestras
funciones naturales.
Y
hay más, porque "la visión del cosmos" de Hildegarde
(Roob) es también una manifestación ordenada del mundo de tres
cuerpos, el Sueño original de Sophia. El huevo y el óvalo
establecieron la composición global. El Sol, la Luna y la Tierra
están muy bien alineados en un eje vertical. Esto es todo lo que
hay, todo lo que tiene que haber. La simbolización sagrada del
vientre de Gaia se estampa anatómicamente en el cuerpo de todas las
mujeres de la especie humana, y a través de esa puerta todos
llegamos a la vida y emergemos en el vientre mayor, la biosfera. Es
todo lo que hay en la visión de Hildegarde, incluyendo incluso el
esbozo subliminal de un demonio de tres cabezas, ¿las tres cámaras
del cerebro, altoparlante del ego humano?
Yo
ahora sé mucho acerca de la vida de Hildegarde de Bingen, que vivió
desde 1098 hasta 1179, pero sospecho que no era fabulosa en términos
sensuales, al menos no en cuanto a sensualidad abierta y experiencia
sexual se refiere. Simplemente no podría haber sido así. La pequeña
Hilda era una niña enferma "dada al servicio de la Iglesia"
por sus devotos padres, y vivía constantemente en la atmósfera
terrible y represiva del convento. Mucho antes de la adolescencia,
Hildegarde tenía visiones que se atrevió a relatar a quienes le
rodeaban. Algo se agitó en su interior y produjo una enorme efusión
de imágenes e inspiración musical. Otros escribieron sus palabras y
visiones por ella. Estas interpretaciones fueron "intercaladas
con saludables advertencias para vivir en el temor del Señor
(Enciclopedia
Católica)”.
Por supuesto que lo eran.
Entre
las obras dejadas a la posteridad por Hildegarde de Bingen hay
cientos de cartas, cincuenta homilías alegóricas, una lista de
novecientas palabras en un idioma desconocido, setenta himnos con
melodías, un manual de nueve libros sobre plantas, árboles,
piedras, peces, aves, reptiles y metales, un tratado médico, y, por
supuesto, el Scivias,
los registros de sus visiones. Uno de sus libros poéticos es la
"Liber divinorum operum", una "contemplación de toda
la naturaleza, a la luz de la fe. El sol, la Luna y las estrellas,
los planetas, los vientos, los animales y el hombre, son en sus
visiones la expresión de algo sobrenatural y espiritual, y como
vienen de Dios deberían retornar a Él”. Vaya, gracias, autores de
la Enciclopedia
Católica en línea.
Esto es justo lo que he estado tratando de decir. Casi.
Amando a Gaia
La
imaginería yónica de Hildegarde de Bingen y los contornos
exquisitos del Coco De Mer se muestran en Metahistory.org porque
coinciden con el mensaje del sitio. Si es verdad que hoy alrededor
del 60 por ciento de todo el tráfico en Internet es pornográfico,
los ganosos internautas ahora pueden entretenerse con cosas reales.
La
contemplación sensual de la Tierra produce el efecto de feelback,
y esto a su vez fomenta lo que Inga Muscio llama exageradamente
"actitud de un cuntlovin'vi.
En la introducción a su libro, Cunt:
A Declaration of Independence,
el ecologista profundo Derrick Jensen escribió:
Vivir
simplemente en lo sensual mientras el mundo se quema no es lo
suficientemente bueno. Tampoco lo es simplemente lamentar las
pérdidas internas y externas. Ambas cosas son necesarias, pero no
suficientes .... Si estás enamorado, con tu vida, con tu cuerpo,
con tu amante, con el árbol junto a tu puerta, con el mundo que da
origen a todos ellos, el hecho de que todos estamos muy, pero muy
jodidos importa un comino para tus acciones: si estás enamorado,
actúas para proteger a quien amas.
Si
hemos de sobrevivir, debemos reclamar nuestro planeta de aquellas
corporaciones y de aquellas personas que lo están destruyendo. Pero
incluso antes de esto, debemos reclamar nuestros propios cuerpos y
nuestros corazones desde ese mismo entendimiento.
La
ternura es la esencia de la actitud cuntlovin', y en cuanto
aprendemos a través del éxtasis, a través de la entrega y la
contemplación sensorial, podemos llegar a darnos cuenta de que hay
una fuerza suprema inherente a la ternura, un poder de sanación
sublime que viene a través de nuestra conexión con Gaia-Sophia. No
morimos hoy, no sólo porque no dejamos de vivir, sino porque somos
perpetuamente curados en la vida. La inundación es constante, y en
la feelback se hace consciente. Ama eso y ve qué resulta.
Donde
sea que la religión afecte a nuestras vidas, siempre se habla mucho
sobre el amor. Personalmente, detesto esto. Especialmente cuando la
conversación sobre el amor nos dice que "el amor de Dios"
está funcionando en nuestras vidas. Dios te ama. Jesús te ama. Y
quieren que nos amemos unos a otros. Si hay algo bueno en este tipo
de conversación, es con mucho sobrepasado por el uso de este
lenguaje como pretexto para esconder una multitud de males y
transgresiones contra el cuerpo y la mente por igual. Hablar de amor
es el papel favorito del depredador. Yo digo que practiquemos la
bondad y dejemos de hablar de amor, que cerremos la puta boca, a
menos que haya algo divertido o atractivo que decir, o que haya
secretos de amor que contar.
Sólo
pensemos en Hildegarde. Incluso con la maldición de la religión en
su alma, ella entró en feelback
masiva. Eróticamente en desventaja por su tiempo y su entorno, se
convirtió en lo que muchas de su género podrían aspirar a ser: no
una Virgen o incluso la propia Virgen, sino una auténtica
mujer
mística, con su anatomía íntima llena de estrellas.
En
alguna parte he dicho que el amor de Gaia es la cumbre del destino
humano. Este es uno de mis secretos de amor. Aprender de los
gnósticos acerca de las pasiones de Sophia es a la vez un alto
desafío y una experiencia de humildad. Un reto porque el mito
involucra nuestra capacidad de atención e imaginación a un nivel de
genio. Nadie que no ame aprender evoluciona en esta historia. Y es
aleccionador porque nos prepara para la feelback, como y
cuando quiera que venga. A medida que nos aventuramos en el mito,
desplazándonos más profundamente en el conocimiento del cuerpo, nos
volvemos biomísticamente dotados y eróticamente munificentesvii,
generosos como los propios dioses. Si la generosidad es el rasgo
distintivo de la Divinidad, más que el amor, bueno, eso no puede ser
un mal acuerdo, ¿verdad?
En
cuanto a amar a Gaia y ser amado por Ella, este es el camino supremo
del descubrimiento humano. Conduce más allá del miedo y la
esperanza, la promesa y la pretensión, supera todas las
reclamaciones y todas las especulaciones sobre lo Divino, pone a la
religión en vergüenza. La llamada a este camino arde como un leve
fuego en nuestras células.
JLL
solsticio de invierno 2004 Andalucía
Traducción:
A. Salone.
i www.metahistory.org
ii El
autor hace una asociación con “feedback”, realimentación, en
este caso una “realimentación emotiva”.
iii En
inglés reichian, propia de Reich.
iv En
inglés “morphically”, de morphic, término usado por Sheldrake
en su hipótesis de los campos mórficos.
v No
hemos encontrado una traducción para este término.
vi Cuntlovin',
de cunt loving, o “amante del coño”.
vii Munificente:
de generosidad espléndida (RAE).